martes, 4 de octubre de 2011

Agencias de calificación y el paro

Strauss Khan, ex-director del FMI, dijo en abril de 2010 que "las agencias de rating no siempre aciertan. La gente les cree y por eso tienen influencia a corto plazo, pero a largo plazo lo que predominan son otros factores". La Comisión Europea, a raíz de la crisis económica de Grecia dio un toque de atención a estas empresas al pedir "que actúen responsablemente y con rigor, sobre todo en momentos tan sensibles y difíciles como los presentes". La UE quiere reglamentar el funcionamiento de las agencias para que estén bajo su supervisión y no descarta la creación de una agencia pública europea. El 29 de septiembre de 2010, el FMI acusó de contribuir "involuntariamente" a la inestabilidad financiera por los usos y abusos de las agencias de calificación de riesgo (ACR).



Mientras a menudo se acusa a las agencias de estar demasiado próximas de la dirección de sus empresas clientes, se ha acusado también a las agencias de emprender burdas tácticas de chantaje para llegar a tratar con nuevos clientes mediante la disminución de las calificaciones de esas firmas. Por ejemplo, Moody's publicó una calificación no pedida de la multinacional alemana de seguros Hannover Rück, con una carta subsiguiente a esta empresa en la que indicaba que "esperaba el día en que Hannover estaría dispuesta a pagar". Cuando la dirección de Hannover se negó, Moody continuó calificando a Hannover Rück rebajando su calificación durante años sucesivos, mientras continuaba realizando peticiones de pago que la aseguradora rechazó. En 2004, Moody's cortó la calificación de la deuda de Hannover al estatus de basura, y, aunque las otras agencias de calificación habían dado a Hannover buenas calificaciones, los accionistas de Hannover quedaron conmocionados por la degradación y Hannover perdió 175 millones de USD en capitalización. Lo que no se menciona es que las empresas que se ven afectadas por estas agencias, convierten la mala puntuación en despidos masivos, o sea que los que terminan perdiendo son los trabajadores, no las empresas

El descenso de la calificación hecho por una agencia puede crear un círculo viciosa, ya que no solamente los intereses para la empresa suben, sino que otros contratos con otras instituciones financieras pueden verse tambien afectados negativamente, resultando en un incremento de gastos y un subsiguiente descenso de la solvencia. En algunos casos, los grandes préstamos a compañías pueden incluir una cláusula que hace que el préstamo deba ser devuelto en su totalidad si la calificación de la empresa baja por debajo de un cierto punto (normalmente calificación de bono especulativo o basura). El objetivo de estas cláusulas desencadenadas por la calificación es asegurar que el banco pueda reclamar activos de una empresa en dificultades antes de que la empresa se declare en bancarrota y se nombre un interventor para repartir las deudas de la empresa. Los efectos de esas cláusulas pueden ser devastadores. En la peor situación, una vez que una agencia de rating degrada la calificación de una empresa, los préstamos de la empresa deben ser devueltos en su totalidad y, como la compañía puede ser incapaz de pagar todos sus préstamos en su totalidad inmediatamente, se ve obligada a la bancarrota en una espiral sin fin. Se dice que este tipo de cláusulas fueron determinantes en el caso de Enron. Desde entonces, las grandes agencias han puesto empeño en detectarlas y disuaden su uso, mientras que la SEC norteamericana requiere que las compañías de capital público de los Estados Unidos hagan públicas su existencia.

Las agencias de calificación por tanto tienen sus propios intereses que les hacen evaluar de una forma nada objetiva a los diferentes Estados, para presionarles para que adopten una serie de medidas. Al evaluar negativamente a un Estado, baja la confianza, y las empresas con dificultados hacen que de mala puntuación, la justificación para llevar a cabo despidos masivos.

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